domingo, 4 de noviembre de 2007

Verdades absolutas


En cada época, en cada barrio, en cada familia, en cada persona hay un puñado de verdades. A veces son solo una.
Son verdades siempre comprobables, que jamás se ponen en duda y a los ojos del inexperto pueden ser pavadas. Quizás porque teman hacerlo.
Nadie tolera bien las verdades.

Mi papa siempre decía: “los petizos son compadritos”. El sabia de esto, no por petizo, sino por siciliano, donde la mayor parte de la población es de baja estatura y además era un hombre dado a discriminar.

La abuela materna de un amigo sentencio: “nunca confíes en una mujer tetona y culona”. No hubo mas agregados ni detalles. Solo el tono, era con matices de rencor y bronca, como si evocara recuerdos dolorosos.
Mi amigo, un tipo inteligente, como es de esperar, asevera que es cierto.
A lo largo de su vida, cada una de las mujeres que estuvieron a su lado como parejas, novias, amantes o algo similar, tenían este biotipo.
El quiere creer que es casualidad. Pero no lo es.
Tampoco busca refutar a su abuela, buscando la excepción a la regla.
Es su manera de mantenerla viva.
A costa de sacrificar el amor hacia una mujer, si es necesario.

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