martes, 12 de julio de 2011

Hoy
















Domingo de horas lentas

que amanece entre el asfalto

empapado por el rocío

de una noche indiferente.


Quietud apretando la garganta.

Me ahoga.

Corro.

Escapo del silencio

concebido por lágrimas

y tristezas de melancolía caprichosa.


El domingo se resbala

entre horas inagotablemente confusas.

Pronto llegará la noche

a consolar mis heridas

vaciadas de un después.