Los ojos se enturbiaron al rasgar el fondo de la botella con las uñas del dolor.
Salió a la calle. Corrió sin rumbo. Se desangraba de vestiduras indelebles a la lluvia de lamentos oxidados.
Clavarse un cuchillo en la memoria fortalece a las bestias del recuerdo. Beber esas aguas negras, no calman la sed a los animales desbocados del olvido.