Llegás de
arrebato,
desparramando
besos
en mi piel que
siempre te espera.
Tus palabras
emborrachan,
espejismo del
amor
que enloquece,
donde nos mirarnos
esperando no
morir
cuando el sol
nos despierte,
abrazados,
en sábanas
arrugadas.
Llego de arrebato
a despeinarte
los días
con mis besos.
Alborotar tu
boca
y mi corazón.
Sonrío
sabiéndonos imposibles
pero eternos.
Espero que te
duermas
para escaparme
a hurtadillas,
del
perfecto amor.
Caminaremos
por las
calles sórdidas
de mugrientas melancolías,
no sabiendo
desatar
nuestras cobardías.
Anhelando el
próxima encuentro.
Volveremos a mentir,
diciéndonos que fue el azar,
escondiendo
los sentires
en el rincón
oscuro
donde el temor
no nos delatará.