lunes, 25 de febrero de 2008

TIPITOS DE BARRIO













Tipitos IV


Manos sin sueños.

Uñas de vida mugrienta.

Juntan monedas

para tomar un alcoholito

en la estación.

No para olvidar,

sino para confundirse de recuerdos

y no lagrimear.

Volar con los pies rascando el piso.

Nadar por las calles

porque no hay hogar donde volver.






domingo, 17 de febrero de 2008

PLAZA












El amor juega al sube y baja

con el rencor.

El odio se hamaca solo,

pero no llegan al sol.

Calesita que gira al son

de bisagras oxidadas,

paseando soledades melancólicas

en caballitos tristes

que no pueden trotar.

domingo, 10 de febrero de 2008

MANOS


Hasta hace unas décadas atrás, era típico tener familias tipo. En los libros de texto, en el saber de la calle, en deseo secreto de las Susanitas, estaba en casarse, tener dos hijos, uno de cada sexo y si era posible un perro.

Soy la hermana menor, de una familia de raíces italianas que adherían a estos pensamientos. Que el primogénito sea varón, era un motivo de gran orgullo. Ya estaba asegurada la prolongación y propagación del apellido.

Pero para mi orgullo personal, fui, como mujer quien inauguró algunos cambios en las tradiciones familiares.

Mi hermano al que adoro, funcionó como hermano mayor. Fue el que me cuidaba y el que me atormentaba.

Me atormentaba confirmándome que era adoptada. Mi duda (nada extraña, es bastante común en algunas personas), estaba apoyada en que no había fotos de mi mamá embarazada o mías de bebe. Esto me hacia llorar.

Con el sadismo que caracteriza a los niños, tejió una historia al respecto de mi adopción. La cosa es que me encontraron en un picnic, en una canasta, con sanguches de mortadela y queso de chancho. Los embutidos elegidos eran directamente proporcionales al asco que me provocaban.

También me perturbo con mis “pies de empanada”. No tengo ni piecesito de princesa ni los pies de una japonesita. No me hace llorar, intento ponerle onda a mis pies planos y “anchitos”.

Otro de los bellos momentos de mi infancia con mi querido hermano, es su calificación respecto a mis manos: “manos de chancho”.

Hoy por la mañana, me acontecieron unas de las peores tragedias de la vida cotidiana. Mientras ordenaba un poco la casa, tuve la sensación que algo estaba cambiando y cuando advertí que era, gritos de horror y espanto se apoderaron de mí. Se me había roto un a uña.

Al ras del dedo.

No había más que hacer, sacrificar a todas por la desaparición de esa ingrata.

Mientras iba decapitando uno por uno los otros dedos de sus uñas, resignada, puteando, aparecían estos recuerdos y mi mano que alguna vez fue sensual con sus uñas largas, ahora se iba trasformando de a poco en esas pezuñas.

Esperar a que vuelvan a crecer, distraídamente. Implorando que no se quiebren ni se escamen.

Tengo otras manos, la vida es distinta sin uñas y sin mi hermano cerca para hacerme reír.

domingo, 3 de febrero de 2008

JUEGO DE PALABRAS parte 4


4 “Palabras mas, palabras menos”

Cuando era una nena, dar la palabra o la palabra empeñada, era una cuestión de honor que se defendía con todas las armas de la ética. Si hoy alguien hoy dijera algo así, lo miraría torcida suponiendo que me va a cagar de manera subliminal.

Con el bien de la palabra, te fiaba el almacenero y sacabas “créditos a sola firma”, como ahora tenes que presentar documento, antecedentes policiales, certificado de domicilio y de ingresos, tarjetas de crédito y avales de bienes y títulos de propiedad.

¡Con que facilidad algunas palabras caen de ciertas bocas!

“Amigo”, pueden ser los afectos entrañables de la infancia, con los que compartiste vaguear en la adolescencia o los que uno va cosechando a lo largo de la vida, con los que compartís tu vida y tu historia, el que te cuida y te putea si haces cagadas. También a los que ven en la cancha cuando hay partido, con quienes compartís la tarde en la peluquería, al que llamas con el objetivo claro y tácito de tener sexo y nada más.

Típico en colegio con niños chiquitos o de colonia de vacaciones, es que la inclusión del “nuevo” sea presentada como “el nuevo amiguito”.

La amistad como cualquier vínculo afectivo no nace por generación espontánea o por osmosis.

Si soy tu pareja no pidas que sea tu amiga, porque yo no me garcho a mis amigos. Si soy tu tía me decís tía y no por el nombre. Si sos mi mamá nunca de los jamases vas a ser mi amiga.

Un conocido es a quien no me importa volver a ver y si te veo, todo bien. Si sos jefe, nunca amigos, porque el aumento lo quiero igual.