sábado, 17 de noviembre de 2007

La parca


Viernes por la tarde. Un día de recién llegada primavera, aun oscurece temprano. Además lluvia, esa lluvia de gotas casi imperceptible y que molesta mas que el mas repentino chaparrón y deja sin rulos.
Mucha gente el la calle, por viernes, por la hora y con paraguas egoístas que entorpecen que uno pueda caminar tranquilo.
Volvía de trabajar. Larga semana. Agotadora. Solo quería caminar las 15 cuadras que me llevaban a casa, para calzarme el pijama, tomar mate y empezar a disfrutar del fin de semana.
Decidí el paso lento.
Veo una ambulancia frente a la puerta de un edificio. Eso siempre me impresiona … el suponer que hay alguien sufriente me eriza la piel. Similar a cuando veo pasear los autos fúnebres, pero ahí se me aprieta la garganta y las lágrimas piden salir.
Me voy acercando y veo unas piernas en la vereda, de un cuerpo que quedo recostado en la entrada de un edifico. Habían puesto una almohada en la cabeza del anciano. Cara tan blanca … la boca entreabierta que buscaba el aire para llevar a los pulmones, pero de manera imperceptible, ojos cerrados … Algunas personas, cuatro o cinco estaban alrededor.
No me detuve.

Hubo otros viernes o lunes, otras lluvias o soles y hasta días nublados, otros pasos acelerados y mas lerdos también… no volvió a ser lo mismo pasar por ahí… presiento que la muy perra esta sentadita ahí, en el escalón, esperando
o…

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