
1- Ayer y hoy
Hasta ayer, para muchos lo que decían en la tele, eran verdades. Ante el pensamiento independiente en decadencia, se descree. La palabra cambia según quien ponga mas billetes.
Esa posta la tomo Internet. Saco sin fondo.
La falta de educación premeditada, intenta achicar nuestras cabezas para transformarnos en masas dominable por un chorizan y un vinito para olvidar las penas. O como algunos hijos de puta que dan una alpargata antes de ir a alguna manifestación y al finalizar la otra.
En la era de las comunicaciones, me río… ¿comunicados? Dependientes que este cargado el celular y que no se corte banda ancha.
Todo se abrevia en el msn o los sms.
Se degrada el poder de la palabra. No me refiero al preciosismo del lenguaje o a lo rococó, sino a lo del uso cotidiano.
No me digas TKM, veni y decimelo en la cara y con todas las letras y hacete cargo y demostrámelo.
Los adolescentes cada vez hablan menos, leen poco, apenas saben escribir. ¿Como van a poder decir la maraña de cosas que les pasa en el cuerpo y en la cabeza? ¿Con un emoticon?
Se olvidan como decir palabras, frases, oraciones. Menos que menos de la ortografía.
Hay algunos defendiendo la libre ortografía como forma de expresión.
Existen normas, leyes. Se las puede seguir o no. Se esta por dentro o por fuera. Imagínense si los libros de textos escolares estarían escritos según la ortografía del autor.
Me trauma la ortografía desde que aprendí a leer y agradezco los diccionarios y el corrector del Word y sobretodo a tener cierto hábito de lectura.
Reivindico y revaloro las charlas, el divague, la conversación en la esquina, en el bar o en casa con pizzas. Ojito monologar. Solo se aceptan conversadores. ¿cappicce?