domingo, 17 de abril de 2011

Mitad beso






















Mitad beso, mitad risa

fue el enigma que entregue a tu boca

para que desenredes

con la maestría de tus dedos largos.


Quemaste a fuego mi corazón,

un poco para que no te olvide

y mucho más para saber que te pertenencia.


Y tus ojos fueron la boca del pozo

por el que caigo una y otra vez,

en la alienación de amarte,

siempre por última vez.


Temías nombrarme porque te desgarraba

la simple idea de extrañarme.

Escapabas a mi simple imagen

porque suplicas táctiles quemaban en tus entrañas.


Disfrutarnos,

doliéndonos en el sentir más puro

perdiendo la mesura,

esclavizados en la pasión

hasta quedar sin redención.




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