
Aferrada a la espuma
de resacas del mar
que esconde la luna
en el alba,
me entrego.
Rendida a las arenas del tiempo
para que oraden su marca
en el orillo de mis penas
y soslayen con caricias
de mareas monocordes,
ternuras de aguas
que no mueren al sol.
3 comentarios:
Bien por esas "aguas que no mueren al sol", Sil; el poema es hermoso.
Un abrazo, como siempre.
Este es el que mas me gusta. Al diablo con la racionalidad. Arriba la demencia que emana del dolor y la angustia, la lucidez del desconsuelo,la fria ecatombe de los temblores. El amor atormentado y el desamor que acusa con el suicidio.
Arriba con el desquicio y la ternura...
Soso increible...
Nunca mueras
Hermoso poema, de verdad que sí.
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