miércoles, 24 de agosto de 2011

Anochece






















Anochece.

Soledades inundan el aire

y mis manos.

Se tallan a golpe de silencios

algunas lágrimas.

Una tonada en la radio

llena cada rincón vacío

con el sabor añejo

del último beso nuestro.

Caigo en un laberinto de espejos

que expulsa tu imagen

y dispara recuerdos.

Se alimenta de mí.

Goloso de melancolía,

me devora

y me deshecha

sin compasión.



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