
Como breva acharolada
cae el amor
por su propio peso,
sobre la boca que besa
las manos del cielo.
Instante de soles sin infiernos,
reposando en praderas sin venenos.
Brillo en ojos cándidos,
sofocado por la noche
de palabras.
Mis labios hacen la guerra fría
a tus manos en pecado
por hacerse ignorantes
a lo que sabe tu piel.
Boca en purgatorio
por lavar en agonías
los besos que guardo
debajo de la almohada de la alcoba
en son de frío invernal.
Crespón de luto
sobre el amor
que muerde las ganas
y llora perder lo que fue alguna vez.