sábado, 20 de septiembre de 2008

Sueños de percal


















Mi sombra perdió mis pasos

esa noche que olvidó

doblar por la esquina del recuerdo.


Esa misma noche

que emborraché a mi espejo

con licor de mandarina

y se quedó llorando en un bar,

abrazando a nadie.


Dejé de correr de los lugares

donde no me encuentro.

No me persigo

detrás de las paredes del olvido.

Se alivianó la carga

de tristezas insensatas.

Se despejó el camino

de malezas amargas de sentimientos.


El farol del tiempo,

se vistió de noche

y salta para traer la luna.

Me espera para regalarme sueños

con perfume de percal.




4 comentarios:

Julieth dijo...

Wow! noches de emborrachar al espejo con jugo de mandarina....excelente. Me encantó. Un saludo desde Bogotá!

Juan Carrizo dijo...

hermoso poema,delicado bién construido

José Ángel Corona dijo...

Preciosamente melancólico, solitario; nocturno. Los recuerdos que no cesan en dilatarse.

Un beso! Nos vemos!

Anónimo dijo...

caramba, Silvana; tiempo sin leerte y,como siempre, el regreso no es en vano.

saludos.