
Lloré
hasta hacerme charco
de páramo inhóspito.
La melancolía
se hizo lodo
en el que su hunden mis pies.
Atrapo la rama seca
de una esperanza perdida.
Intento salvarme.
Pero está a punto de romperse
por tanta soledad.
Mientras mis besos te esperan,
salgo a jugar a encontrarte
detrás de disfraces de abrazos insolentes.
Así se enjuagan las penas
y las tiendo al sol.
Mientras mis manos
te guardan las mejores caricias,
apuesto fuerte
a ganarle a la soledad.
Mientras no te busco,
te encuentro
en el perfume que dejaste en mi cama,
que destapan un vino
y te esperan llegar.