
Te entregué mi puño de verdades
que retrucaron tus mentiras negras
y patearon los silencios
de pocas palabras.
Me fui con aire ganador
del callejón mal oliente
donde los amores van
a caer en desgracias.
Tarareo soledades
que le sonríen.
Barajar.
Volver al juego.
Lejos de la cárcel
de tus miradas fingidas.